"DUCK" ARCHITECTURE
Cuando se habla de arquitectura, raramente se piensa en estructuras que imitan objetos cotidianos como canastas, piñas, teteras o incluso hot dogs. Sin embargo, este tipo de edificaciones existen y se enmarcan dentro de un peculiar pero significativo género arquitectónico conocido como los “ducks”. Este término fue acuñado por los arquitectos Robert Venturi, Denise Scott Brown y Steven Izenour, quienes lo utilizaron para describir edificios cuya forma expresa literalmente su función o contenido. Lejos de ser una curiosidad trivial, los ducks abrieron un debate profundo sobre el simbolismo, la comunicación y el valor cultural en el diseño arquitectónico.
Un ejemplo emblemático de este tipo de arquitectura es el edificio sede de la Longaberger Company en Ohio, una estructura de siete niveles con la forma exacta de una canasta de picnic, incluyendo sus asas y etiqueta. Su creador, Dave Longaberger, no era arquitecto, pero logró materializar una visión que comunicaba de forma directa la esencia de su empresa. El edificio no solo albergaba las oficinas corporativas, sino que también funcionaba como un ícono visual contundente, un anuncio en sí mismo. Esta estrategia de diseño convierte la arquitectura en una herramienta de marketing, donde la función y la identidad del edificio se integran visualmente de manera inseparable.
El origen del término “duck” proviene de Big Duck, una estructura construida en 1931 por Martin Maurer, un agricultor de patos en Long Island, quien diseñó un edificio con forma de pato gigante para vender aves y huevos. Aunque inicialmente fue criticado por autores como Peter Blake, quien lo consideró un ejemplo del deterioro del paisaje estadounidense, Venturi, Scott Brown e Izenour lo reinterpretaron como un acto comunicativo potente. En su libro Learning from Las Vegas (1972), los autores defienden tanto los ducks como los "decorated sheds" (cobertizos decorados), argumentando que ambos representan modos legítimos de expresión arquitectónica en un contexto dominado por la cultura del automóvil y la inmediatez visual.
Esta postura desafió el formalismo de la arquitectura moderna y sentó las bases del diseño posmodernista, que abraza el simbolismo, la ironía y el eclecticismo. Lejos de ser una moda pasajera, los ducks siguen presentes en la arquitectura contemporánea. Ejemplos recientes incluyen la LEGO House en Dinamarca, cuyo diseño recuerda a los bloques de construcción de la marca, o la tienda de Apple en Chicago, cuya cubierta simula una MacBook Pro. Aunque el edificio de Longaberger se encuentra actualmente vacío tras el cierre de la empresa, su legado persiste como símbolo de una arquitectura audaz que se atreve a soñar en grande y comunicar de forma literal.


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